"Argentina no está viviendo en absoluto un problema de escasez" 

"Los factores de poder quieren hacer ver que el principal responsable del aumento de los precios es el Estado, y no hay ninguna razón para que el Estado se beneficie con un aumento de precios"


Enlace: http://www.goear.com/listen/4af4f17/entrevista-radio-universidad-rosario-carlos-raimundi


Todo lo ocurrido en Argentina en materia de terrorismo de Estado resultó tan aberrante, está tan deslegitimado, y trascurrió tanto tiempo antes de que la Justicia recayera sobre sus responsables que hasta no terminar de cerrarse en términos históricos el tramo de la represión ilegal se nos hace muy difícil como sociedad generar un discurso compartido acerca del papel que debe desempeñar la represión legal del Estado.

Los recientes episodios policiales-delictuales iniciados en Córdoba y extendidos a distintos puntos del país pueden abordarse desde diversos puntos de vista.

Si asumimos que las fuerzas de seguridad desempeñan un papel en la seguridad interna, la tarea de conjurar el delito debería estar entre las más respetadas y no entre las más sospechadas. Creo, a partir de mi experiencia, que un 85% de los y las agentes de policía son personas de bien. Pero hay una minoría tan contaminada con el delito y la corrupción, por la que justos pagan por pecadores el precio del desprestigio.

5 La cuestión del Estado y las políticas públicas

Complementariamente, está arraigada entre las creencias más profundas de nuestras capas medias la idea de que sus infortunios económicos siempre se deben a las malas políticas públicas, mientras que su recuperación y suceso en los negocios anida puramente en su mérito personal. Aquí reside claramente uno de los postulados fundamentales que el liberalismo ha sabido enraizar en nuestra cultura, y es la tirria, el cuestionamiento a priori hacia las políticas públicas, ya se trate de un modelo de ajuste como de un gobierno popular. Aun cuando haya sido el proveedor de nuestra instrucción pública, haya financiado nuestra Universidad gratuita, sostenga el hospital público y el sistema de justicia, y sea el responsable de esa seguridad a la que los sectores medios le reclaman cada vez más eficiencia, el Estado les molesta. Les molesta cuando cobra impuestos, y les molesta cuando despliega políticas de inclusión gracias a la redistribución de esos impuestos. Ahora bien, si aumentan las ventas de su emprendimiento comercial, nada tienen que ver las políticas públicas que alientan la demanda. Si aumenta la oferta de bienes culturales, nada tienen que ver la garantía absoluta a la libertad creativa del pueblo, los estímulos a la producción de películas y de ficción televisiva, el establecimiento de centros de divulgación, y el poder adquisitivo como para que las mayorías concurran a los miles de cines y teatros que han revivido durante los últimos años. Y lo mismo podría decirse del aumento del turismo, y de tantas otras muestras de integración social y productiva acaecidas a partir de la decisión política de poner en vigencia un modelo de inclusión social, pleno empleo, diversificación productiva, crecimiento del mercado interno y estimulación de la demanda popular.

El establishment agobia al pueblo con su prédica contra la administración estatal de una empresa como Aerolíneas, que ha mejorado notablemente su desempeño, adjudicándole un déficit propio de toda actividad orientada a triunfar en términos de renta social antes que en su mero balance de contabilidad, aquí y en el mundo. Sin ir más lejos, la escuela pública a la que le debo mi formación primaria, arrojaba más gastos que ingresos en su cuaderno diario de contabilidad. La cuestión es ir contra el Estado.