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"NOTICIAS URBANAS", 25.02.2010
CARLOS RAIMUNDI, REFERENTE DEL SI
“Macri mostró su verdadera cara”
Bonaerense con mirada porteña, charla con NU acerca del futuro político a la derecha e izquierda, y de cómo conjugar convicciones y pragmatismo, es decir, el trauma progresista.
Por Martín Rodríguez
Distendido pero contundente, el secretario general de Solidaridad e Igualdad
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- Escrito por Carlos Raimundi
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"NOTICIAS URBANAS", 25.02.2010
CARLOS RAIMUNDI, REFERENTE DEL SI
“Macri mostró su verdadera cara”
Bonaerense con mirada porteña, charla con NU acerca del futuro político a la derecha e izquierda, y de cómo conjugar convicciones y pragmatismo, es decir, el trauma progresista.
Por Martín Rodríguez
Distendido pero contundente, el secretario general de Solidaridad e Igualdad en la provincia y también miembro de la mesa nacional del partido, despliega su lectura sobre los K, la oposición y el desafío de reconstrucción de la centroizquierda. Claro que Mauricio Macri no escapa de su zoom.
–A raíz del apoyo que ustedes le dieron a la Ley de Medios, aparecieron como un emergente de una centroizquierda que apoya abiertamente medidas del oficialismo.
–Sí, yo creo que desde el punto de vista del largo plazo hay una asignatura pendiente en la Argentina, que es concretar un nuevo diseño del sistema político, que es mi aspiración desde que dejé el radicalismo hace 16 años, cuando me convencí del agotamiento de las fuerzas tradicionales. Y ahí las fuerzas progresistas han cometido persistentemente el mismo error: tratar de disputar alguno de los partidos tradicionales. Y a mí me parece que eso agota la energía del progresismo. La experiencia indica que siempre salimos perdiendo frente a las estructuras tradicionales y dejamos pendiente la tarea mayor, que es generar una fuerza unificada, estable, institucionalizada, sostenida en el tiempo, de centroizquierda, que polarice con una fuerza de centroderecha. A cambio de eso, por no haber hecho bien las cosas y también porque el poder se ha empeñado en reconstituir el viejo sistema bipartidista, es que éste –aún cuando estafó a la Argentina sistemáticamente, la saqueó y también fue cómplice del saqueo– está fuerte. Y tan es así que Kirchner ha optado por sostenerse con el Partido Justicialista.
–En los últimos meses que fue diputado, asumió en lo personal el riesgo de apoyar leyes de abierta disputa para el poder.
–Yo creo que la Argentina está frente a algunos riesgos muy fuertes. Uno de ellos es el vaciamiento de la política. Cuando no hay alteración profunda de la ecuación de poder, no hay por qué crisparse.
–¿Lo que completa el compromiso y la credibilidad a la que usted apuesta también es mantenerse fuera del kirchnerismo?
–Exactamente, pero es que yo no podría integrarme a una estructura que dependa del sistema territorial del Partido Justicialista o que dependa de conservar la paz social a cambio de prebendas al sindicalismo ortodoxo. No podría integrarme a esa estructura, entonces defiendo el universo de ideas y cuestiono el sujeto político que Kirchner ha elegido para sostener ese universo de ideas. Lo cuestiono, aunque entiendo su lógica pragmática, pero no pertenezco a ella, no la comparto.
–Habla de un sujeto, pero decir que cierto sindicalismo, ciertos intendentes, son el sujeto, ¿no supondría pensar que esos sujetos tienen los mismos objetivos?
–Yo creo que el kirchnerismo se alimenta de los que se alinean con el poder independientemente del proyecto; ésa fue la estructura que sostuvo a Menem, que también fue presidente del Consejo Justicialista, y a Duhalde. Y que tambaleó en la elección de 2009, porque, como no tenía certezas de que el kirchnerismo sorteara la crisis, apostó una mitad al kirchnerismo y una mitad al peronismo disidente. ¿Qué es lo que pensó? Que sin la estructura del PJ yo no me sostengo, entonces me recuesto aquí.
–¿Usted no tiene un perfil porteño? ¿Nunca imaginó cambiar de domicilio?
–Me lo han dicho muchas veces. ¿Sabés qué pasa? Yo soy el responsable de mis propios límites.Mi naturaleza, mi más profundo sentimiento de arraigo me impidió hacer ese cambio, mi lugar es la provincia de Buenos Aires. Entonces tengo que asumir el desafío. Por otro lado, creo que la Capital necesita una fuerza progresista unificada, amplia, transversal, integrada por múltiples culturas políticas, pero así como creo que no debe ser nítidamente un perfil kirchnerista puro, tampoco estoy de acuerdo en que sea antikirchnerista. El progresismo se tiene que definir programáticamente en torno de contenidos; no se puede definir en torno de “acá estamos los progresistas que reivindicamos algunos de los avances del kirchnerismo” y del otro lado los progresistas que ni pueden oír hablar del kirchnerismo. Yo reconozco que nosotros asumimos un riesgo en ese sentido, pero lo que yo no puedo hacer es, por ejemplo, no apoyar determinadas cosas que forman parte de mi identidad; no lo hago para apoyar a otro, lo hago porque es parte de mi historia política. Yo creo que más allá de que cuestiono algunas de las cosas del episodio del Banco Central, el poder político ejerció autoridad sobre la entidad. El problema del poder político sobre el mundo financiero históricamente fue un déficit de autoridad, no un abuso y, sin embargo, Pino (Solanas) hizo una denuncia por abuso de autoridad cuando yo creo que el problema de la política era no haber ejercido la autoridad frente al poder financiero. Mi obsesión es decir: ¿cuál es el tema de agenda?, ¿cuál el que ha fijado Cobos y cuál Reutemann? No fijan temas de agenda política. Hay un solo político que fija agenda: Macri. Fija temas: Fino Palacios, pistola eléctrica. Pero la nave insignia de la derecha es Duhalde, que sabe que no llega, a menos que prolifere de tal manera la sensación de caos, que la gente pida a gritos el orden. Pero de ahí para abajo, Cobos y Reutemann son políticos gerentes que administran una política diseñada afuera. Hacen playback con el poder.
–¿Y Macri?
–Macri es Piñera. Por suerte la sociedad y la política lo hicieron volver atrás en determinadas decisiones. Pero Macri se mostró tal cual es. Una vez, un religioso contaba una anécdota de que Juan Pablo II, que era polaco y políglota, un día sube a una escalinata y se tropieza. Y el quejido fue en polaco. Quiero decir: cuando se tocan los intereses de los sectores más concentrados, el poder reacciona en su lengua madre y la de Macri son las escuchas, la UCEP, el Fino Palacios, Abel Posse.
–¿Su futuro político, Raimundi? Porque no va a ser funcionario K.
–No, yo quisiera proteger el capital que da la autonomía de pensamiento. Quiero ser parte de la conducción de una fuerza de centroizquierda pero con autonomía del kirchnerismo; una fuerza estabilizada, no personalista. Cometimos errores: poner en disputa los partidos tradicionales. El Frepaso intentó correr al radicalismo para la izquierda. Kirchner intenta hacerlo con el justicialismo. Y nosotros malgastamos fuerzas en vez de construir una centroizquierda autónoma que no conceda ni un gramo de sus convicciones ideológicas, pero que interpele al sentido común, a los sectores medios y a los no militantes. Ésa es una asignatura pendiente de la centroizquierda, que es la lección que aprendió Macri: barnizar el discurso del buen vecino, del bache. Y la segunda cosa que hicimos mal fue depositar toda la expectativa de la construcción en un liderazgo, porque el día que el liderazgo defecciona –pasó con Chacho– se desploma la fuerza. También pasó con Carrió y su giro a la derecha. Entonces aspiro a una conducción más institucionalizada y colectiva, que obviamente tendrá sus propios emergentes, pero no será una construcción piramidal. Ése es mi futuro político.
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